por CARLA MARTY
Hablar de la obra de este joven artista es atreverse a retomar el juego apasionado del que nos hace referencia Picasso. La obra surge siguiendo el juego sensitivo del plástico con su mundo creador.En esta ocasión, Aníbal Román nos sorprende con la presentación de dos series muy bien definidas en dibujo y pintura.
JUEGO FIGURATIVO, así podría definirse la serie de dibujos que constituyen un trabajo de exploración sobre la forma y la figura; dónde el trazo, la línea, nace de la mancha y la figura surge desde su mismo opuesto, lo casual, lo accidental, lo no figurativo, lo abstracto.
Román teje un universo de posibilidades pictóricas formales desde la raíz misma de la informalidad, del caos. Y su gesto es audaz pero también demostración de técnica y aptitud.
La segunda serie presentada en pintura habla de un hondo compromiso de este joven artista con aquello que desde siempre ha movilizado tanto a creadores como espectadores, la capacidad de un arte que eleva la belleza de la naturaleza a un punto dónde la desborda, la impulsa mucho más allá de los límites de una forma contenida, la lleva a su exceso más emotivo, la vuelve SUBLIME…
MOMENTOS DE ESA SUBLIMIDAD es lo que se expresa en la pintura de este joven artista, con paisajes demasiado humanos para ser naturales, demasiado apasionados y vivos para ser mera representación…
Toda una promesa para el arte de nuestros días.
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